IU CUENCA RECHAZA CANON DIGITAL

IU RECHAZA EL CANON DIGITAL Y EXIGE QUE NI UN CÉNTIMO DE LOS IMPUESTOS VAYAN A MANOS PRIVADAS
(Cuenca 12 de Febrero 2008). Izquierda Unida de Cuenca a través de su candidata al Congreso de los Diputados, Carolina Rey Alvaro, ha hecho público su rechazo al llamado Canon digital aprobada en su día por el parlamento y cuestionado por las asambleas de base de IU. Dicho canon se impone a CDs, DVDs, USBs, teléfonos móviles, reproductores de CDs y otras unidades de almacenamiento, penalizando su uso, no sólo al almacenar obras con copyright, sino también al almacenar trabajos propios o de autores que ponen sus obras a libre disposición de la ciudadanía.En palabras de Carolina Rey “si esto ya de por si es abusivo, entendemos perfectamente las quejas de los comerciantes que con la nueva ley están obligados a abonar precios abusivos por la difusión de música o audiovisuales en sus locales comerciales, no sacando un beneficio directo del uso de esos medios, tal y como han manifestado diferentes asociaciones de comerciantes en los últimos tiempos”.IU aboga por el conocimiento y la cultura libres, y desea reiterar su histórico apoyo a creadores y artistas, por lo cual plantea reemplazar el canon por un impuesto y la creación de una agencia pública que gestione el uso éste dinero, que iría únicamente destinado a los creadores, pero nunca a las empresas. Para esta fuerza política es necesario fomentar el arte y la cultura, compensando a los artistas, y no sólo en función de su éxito puntual, pero condena rotundamente que a través del canon aprobado vayan a lucrarse entidades privadas.Izquierda Unida de Cuenca quiere denunciar también que la entidad que actualmente gestiona el dinero que supuestamente debería ir a los creadores, la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), se ha convertido en la punta del iceberg de un entramado societario dentro del cual la práctica totalidad de las compañías son sociedades limitadas con ánimo de lucro, cuya facturación se obtiene básicamente por servicios a la SGAE – que modifica continuamente su estructura, traspasando activos monetarios y tecnológicos a sus filiales – y cuyos fondos proceden por tanto de las recaudaciones de derechos de autor, convirtiéndose en lucrativos negocios.